Autor: José Luis Rénique
Título: Incendiar la pradera
Año de publicación: 2015
Editorial: La Siniestra Ensayos
Número de páginas: 227
Incendiar la pradera de José Luis Rénique fue el primer libro publicado por La Siniestra Ensayos, una editorial independiente de Ciencias Sociales y Humanidades. En este ambicioso trabajo, el reconocido historiador peruano reconstruye, a grandes trazos, la historia de los radicalismos políticos que se dieron a lo largo del siglo XX. A través de su simple pero cautivadora narrativa, Rénique nos invita a entender el desarrollo de estas ideas desde el contexto histórico bajo el que nacieron.
La obra está dividida en tres capítulos o, como el mismo autor los bautiza, tres grandes ciclos de actividades radicales, los cuales pueden leerse de manera independiente. Sin embargo, tomando en cuenta la interpretación del historiador, esto último no resulta totalmente recomendable. Rénique parte de una idea de la “tradición del radicalismo peruano” que se desarrolla de forma lineal, donde cada propuesta revolucionaria retoma la posta (en este caso, la utopía) dejada por el anterior proyecto radical. En ese sentido, el libro debe leerse como un continuum.
Ahora bien, la génesis de dicha tradición se ubica temporalmente en el año de 1888, con el célebre Discurso en el Politeama de Manuel Gonzáles Prada. Tras la debacle ocasionada por la Guerra del Pacífico, este viejo “apóstol del radicalismo” articuló por primera vez la idea de un “verdadero Perú” en contraposición de una excluyente república criolla. Su propuesta buscaba concretarse a través de una larga marcha de la ciudad letrada hacia los confines andinos del país.
Ya para las primeras décadas del siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui habían heredado e incorporado esta idea a sus propias propuestas radicales o, como las califica Rénique, sus “ficciones orientadoras”. Sin embargo, tanto las divisiones internas como la persecución política de los gobiernos militares de turno conllevaron al estancamiento de esta primera larga marcha.
Y no sería sino hasta la década de los 50 cuando una nueva voluntad política decidiera retomar esta marcha, a través de las figuras de Hugo Blanco y Luis de la Puente Uceda. Este segundo ciclo se desarrolló bajo el marco de las revoluciones china y cubana, las cuales impulsaron una “revolución en la revolución”. Es decir, la aparición de una “nueva izquierda” dentro de la “vieja izquierda” comunista, tan acostumbrada al confinamiento urbano por casi tres décadas.
En este contexto, marcado fundamentalmente por la problemática agraria, la vía insurreccional resultó ser el método de lucha escogido. Pero, como es sabido, dichos levantamientos no llegaron a tener un gran eco en el campesinado y fueron rápidamente reprimidos por los gobiernos de Prado y Belaunde. En lo personal, me resultó bastante interesante que, en este capítulo, Rénique planteara la duda de si la iniciativa guerrillera de los 60 resultó un gesto heroico o acaso un salto al vacío.
Por último, en la sección final del libro, se ahonda en un par de procesos conducidos, paradójicamente, por dos fuerzas antípodas: la “Revolución Militar” del General Velasco Alvarado y la lucha armada del Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso. Lo más rescatable de esta parte quizás sea la premisa de antagonismo y retroalimentación existente entre dichas fuerzas. Es decir, se argumenta que el proyecto de Estado velasquista condujo a una reforma trunca y a una “reactivación del radicalismo”, gracias a su retórica “agrarista”. Y, frente a ello, el senderismo maoísta construyó su propia versión de la larga marcha hacia el “verdadero Perú”, lo cual, como es sabido, devino tragedia.

En complemento de este recorrido histórico, al final del libro se añaden dos apéndices interesantes: La guerra senderista: el juicio de la historia y una entrevista hecha por Pablo Sandoval, director editorial de la Siniestra Ensayos, al autor. El primer texto resulta bastante útil, pues le brinda al lector la oportunidad de seguir reflexionando en torno al conflicto armado interno, mientras que el segundo, permite conocer un poco más al historiador detrás de la obra.
Tras lo visto, me atrevo a afirmar que Incendiar la pradera sienta un precedente en el estudio de los radicalismos políticos en el Perú. Además, gracias a la impecable pluma de Rénique, el libro se presenta sumamente interesante tanto para propios como ajenos al tema. Por último, considero que lo más agradable del texto fue que, al acabarlo, me haya dejado con más preguntas que respuestas. Hoy por hoy, ¿qué tanto queda de esa larga marcha originada a fines del siglo XIX? ¿Qué tanto ha cambiado la sociedad peruana desde aquel entonces? ¿Quiénes retomarán o renovarán la posta dejada por el anterior proyecto radical? ¿La izquierda actual dejará de “buscar un Inca” y será capaz de construir una nueva “tradición radical”? Solo el tiempo lo dirá.
Valoración: 4.0/5.0