El 30 de septiembre de 1935 el Colonial Theatre de Boston fue el escenario de un evento cultural sin precedentes: el estreno de la ópera Porgy and Bess, con música compuesta por George Gershwin y libreto a cargo de DuBose y Dorothy Heyward, con la colaboración de Ira Gershwin. Era la primera producción de una ópera con un elenco mayoritariamente negro con formación musical clásica en un país donde 36 estados tenían leyes segregacionistas y donde instituciones paraestatales como el Ku Klux Klan funcionaban con absoluta impunidad. Faltaban todavía treinta años para que el movimiento de los derechos civiles y sus líderes Martin Luther King, Rosa Parks y Malcom X consiguieran el funcionamiento pleno de los derechos constitucionales para la población negra del sur de los Estados Unidos. En este contexto, un compositor y tres escritores blancos deciden presentar una ópera que no solamente tenía un elenco negro casi en su totalidad, sino que además celebraba la herencia musical de la población afro-descendiente y empleaba el dialecto negro de Charleston (el gullah) en las letras.
Sin embargo, la fuerza disruptiva de Porgy and Bess no comienza con la ópera en sí misma. Para comprender cómo se llegó a ese momento trascendental para la población negra en la historia del arte estadounidense debemos remontarnos a trabajos anteriores del matrimonio Heyward: la novela Porgy (1925), escrita por DuBose, y su posterior adaptación como obra teatral en 1927 a cargo de DuBose y Dorothy. La acción de la novela transcurre en Catfish Row, una comunidad negra en New Orleans. Porgy, el protagonista, es un inválido que vive de mendigar y es muy apreciado en la comunidad. Su vida se ve alterada por completo con la irrupción de Bess, una mujer cocainómana que huye de su pareja que la golpea, Crown, y se refugia con Porgy. La armonía doméstica precaria que se establece entre ellos se ve amenazada por la presencia amenzante de Crown y por los propios demonios de Bess. También se narran las historias de los demás personajes de Catfish Row con sus alegrías, sus diversiones y sus tragedias, como la muerte de Robbins y el dolor de su viuda Serena, o el huracán que se cobra la vida de varios personajes.
Porgy es en muchos aspectos una novela musical. Las canciones en la novela provienen del cancionero popular de negro spirituals entonados desde tiempos remotos por las comunidades negras de Estados Unidos. George Gershwin, en su colaboración con los Heyward y su hermano Ira para adaptar la obra de teatro a una ópera, quiso retener el carácter popular y colectivo de la música en la historia. Por eso se refirió a Porgy and Bess como una folk opera. Sin embargo, decidió escribir sus propios negro spirituals para las partes religiosas de la ópera mezclándolas con las interpretaciones de los personajes individuales para lograr mayor efecto dramático. Uno de los momentos en que esto se ve con mayor fuerza es en el funeral de Robbins. La comunidad entona un canto fúnebre, “Gone, Gone, Gone”, que es seguido por uno de los momentos más desgarradores de la obra, cuando Serena entona “My Man Is Gone Now”. Así pasamos rápidamente del drama colectivo, de la comunidad que ha perdido un integrante, al drama individual de una esposa que se ha quedado sola en el mundo.
Otro ejemplo magistral del uso de la música popular por parte de Gershwin es la primera y la más famosa canción de la obra, “Summertime”. Se trata de una canción de cuna entonada por Clara, que le dice a su bebé que en el verano la vida es fácil, hay abundancia de comida y dinero, y entonces debe sentirse protegido, no tiene por qué llorar, ya que el futuro se ve prometedor. Sin embargo, como señaló el crítico Jeffrey Melnick (Schiff, 2000), la música compuesta por Gershwin es muy similar a la del conocido negro spiritual “Sometimes I Feel Like a Motherless Child” (A veces me siento como un niño sin madre). Clara morirá trágicamente minutos después que su marido, dejando a su hijo huérfano. De este modo, Gershwin está anunciando magistralmente desde el comienzo de la obra el final trágico, simplemente recurriendo al conocimiento del público del cancionero popular.
Otro detalle interesante es que todo el libreto es cantado, a excepción de los parlamentos de personajes blancos, que son recitados. Gershwin pone la música del lado de la comunidad negra, sugiriendo que es su modo de expresión natural, y por eso no pueden emplearlo los blancos, que están siempre por fuera de la comunidad.

El libreto de la ópera establece tres claros antagonistas, que vienen a romper el equilibrio de Catfish Row y a desestabilizar a la comunidad: Crown, Sportin’ Life y Bess, que irrumpen en el escenario con música de jazz desenfrenada. Bess aparece en la primera escena como un personaje desafiante, toma alcohol y se refriega contra los hombres de forma provocativa, para horror de las mujeres “temerosas de dios” de la comunidad. Crown y Sportin’ Life permanentemente se ríen de los tabúes de la comunidad, y blasfeman contra su dios. Sus canciones son números de vaudeville, divertidos y pegadizos, como los vicios de los que hacen ostentación. Principalmente el número “It Ain’t Necessarily So”, cantado por Sportin’ Life, cuestiona de modo hilarante las verdades bíblicas en medio de un picnic religioso, lo cual hace que la devota Serena monte en cólera y haga que todos regresen a Charleston. Bess, por su parte, intenta volverse “decente”, participar de los valores de la comunidad y dejar la mala vida, pero sabe que no tiene la fortaleza interior para hacerlo, que está en su esencia amar la libertad y la diversión, aunque la lleven por el camino de la autodestrucción. Sportin’ Life aparece una y otra vez para recordarle que no está en su naturaleza llevar una vida de tedio doméstico junto a un inválido.
El crítico David Schiff señala que si bien estos tres personajes son la “trinidad diabólica de poderes mitológicos y subversivos” en la obra, también tienen un gran atractivo para el público como fuerzas del cambio y de la rebelión en oposición a la aceptación y la resignación de personajes como Serena, que parecen dejar sus destinos en manos de la providencia divina.
El trabajo de Heyward, desde su novela original hasta la ópera Porgy and Bess, tuvo como objetivo visibilizar a un sector absolutamente marginado de la población estadounidense: la comunidad gullah de Charleston. Además de darle centralidad, Heyward buscó presentar a Catfish Row como una comunidad compleja, diversa, unida contra un enemigo común como la xenofobia y la opresión, pero también con disensos, con sus elementos positivos y con sus demonios, como las adicciones, el juego, e incluso una dependencia ciega en la providencia divina. A pesar de ser un blanco escribiendo sobre una comunidad a la cual no pertenecía, Heyward logró abrir puertas para los artistas negros y contribuyó a poner la cuestión racial de relieve en el panorama literario estadounidense, logrando una obra que nos interpela hasta el día de hoy. Los invito a verla y disfrutarl en el link que encontrarán a continuación.