«Post homéricas» de Quinto de ESmirna

Cuando leí La Ilíada de niño, lo hice en una versión muy resumida de algunos cientos de páginas y de tamaño casi diminuto. Su precio, hasta ahora lo recuerdo, de 2 soles (0.6 dólares). Era tan increíble ese ejemplar que hasta te daba unas cuantas hojas al Epílogo. Claro, sabía algo y luego en las clases de literatura refrendé que La Ilíada no te cuenta toda la Guerra de Troya ni su gran final, sino tan solo un episodio de la guerra que tiene que ver con la Cólera de Aquiles.

Aunque existen varias obras que tocan el tema del final de la Guerra de Troya (como La Odisea de Homero o La Eneida de Virgilio), el que quizás realmente lo hace de manera amplia y ordenada es Posthoméricas o también llamada La caída de Troya de Quinto de Esmirna. En este caso la reseña es de la maravillosa edición (como siempre) de la editorial Gredos.

quinto

Quinto de Esmirna fue un poeta épico que se presume vivió entre el siglo III y IV d.C. Es decir, de origen griego, vivió en la Roma Imperial y es, por supuesto, muy posterior a Homero y Virgilio. Sin casi datos biográficos disponibles, está bien establecido que compuso el poema que ha sido llamado Posthoméricas que consta de 14 libros.

Dicen que las copias nunca son iguales que el original y esto se puede aplicar a este libro, pero sin embargo me ha encantado. El principal «original» en este caso sería Homero. Así es, Quinto de Esmirna compuso su épica en una forma muy similar a la suya, utilizando frecuentes símiles, discursos o escenas típicas de  La Ilíada y La Odisea; y la verdad es que aunque las notas al pie de página de la editorial Gredos siempre me encantan; esta vez “no me gustaron” tanto porque a cada momento te recordaban en ciertas frases o escenas la similitud con otros autores como Homero, Virgilio, Apolonio de Rodas, Etc. Haciendo más palpable la intencional semejanza.

Sin duda hacia el Hades te llevan ya las inexorables Keres: pues nadie ha escapado de mí en este cruel combate, sino que entre todos cuantos aquí llegaron deseosos de batallar frente a mí, de forma horrenda he provocado una luctuosa matanza, y todos sus huesos y sus carnes junto a las corrientes del Janto los perros se las repartieron.

Pero realmente, cuando empecé a leer esta obra, me sentí como cuando era un niño y leía a Homero, lo sentía en verdad nuevamente, con sus descripciones tan detalladas de la guerra y con sus símiles tan característicos. Esta épica me dio lo que realmente esperaba, saber por fin qué pasó con todos los héroes griegos y troyanos hasta el final de la guerra de una manera poética, a diferencia de lo que te puede describir Apolodoro o Higinio, de forma más bien narrativa.

Aunque sustentada en otras obras, Posthoméricas cuenta todo lo que faltaba. La irrupción en la batalla de la amazona Pentesilea, del rey de los etíopes Memnón y del hijo de Télefo, Eurípilo. Ellos por el bando troyano. Por el lado griego las llegadas de Neoptólemos, hijo de Aquiles y Filóctetes.

Aquiles y Pentesilea reconstrucción en yeso: Museo Histórico del Palatinado (©dapd)

Me encantaron las descripciones de las muertes de los aliados troyanos y del combate entre Neoptólemos y Eurípilo, quien fue uno de los más duros enemigos de los griegos. Tiene pasajes realmente emocionantes y diálogos interesantes. Neoptólemos creo es retratado aquí como un verdadero héroe valiente y moral. Siguen en este libro los ya conocidos Eneas, Deífobo, Polidamante, Diómedes, Odiseo, Agamenón, Áyax Oileo, otros más y los olímpicos, infaltables.

Por doquier corría la negra sangre y con ella se empapaba la tierra, en tanto que eran aniquilados los troyanos y sus aliados extranjeros: de entre éstos, unos, abatidos por una muerte heladora, yacían a lo largo de la ciudadela en charcos de sangre, mientras que otros les caían encima al exhalar su aliento vital; unos, agarrándose a manos llenas los propios intestinos, vagaban miserablemente por sus casas, al tiempo que otros, con ambos pies mutilados, se arrastraban entre los cadáveres, profiriendo indecibles quejidos; a muchos, ávidos de batallar, les fueron cortadas, ya en el polvo, las manos y a la par la cabeza …

La caída de Troya misma es una de las partes más esperadas y también mejor descritas por Quinto de Esmirna, con todo su horror y angustia.

Realmente una obra que, aunque poco difundida, muy recomendable sobre todo para aquel que quiera conocer lo que pasó luego de los funerales de Héctor.

 

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