Ahora vengo a hablarles del que hasta hace poco declaraba era mi pintor favorito, y es que habiendo tantos cuadros y pintores destacados, esto se complica muchísimo mientras descubres más obras maestras.
Franz Xaver Winterhalter nació el 20 de abril de 1805 en la pequeña aldea de Menzenschwand en la Selva Negra alemana, que pertenecía al Gran ducado de Baden. Hijo de unos granjeros, de muy niño se dedicaba a actividades del campo. Aunque muy pobre fue apoyado por su padre en su sueño de ser pintor, para lo cual contribuyó el cura de su región (Josef Berthold Liber) quien descubrió el gran talento del niño. Estudió en Friburgo dibujo y grabado y muy pronto entró a la Academia de Artes de Múnich donde tuvo el mecenazgo del gran duque de Baden. Gracias a él pudo viajar a Italia y aprender nuevas técnicas pictóricas.
Pero su gran salto se daría en Francia donde viajó luego de la Revolución de 1830 que colocó al rey Luis Felipe de Orleans como gobernante del país galo. Destacó en los salones con sus cuadros «El Decamerón» y «Il dolce farniente». El rey, quien necesitaba un pintor de la corte, se fijó en su talento y en parte para diferenciarse de sus predecesores adoptó este nuevo estilo del pintor alemán. Para él y su familia completa, Winterhalter pintó más de 30 cuadros. A estas alturas, aunque pensaba en algún momento regresar a otros temas más serios que los retratos, el pintor fue absorbido por el trabajo y por su gran éxito. Es por ello que es conocido sobre todo por su faceta de retratista.

Debido al gran éxito tanto económico como cultural tuvo muchos encargos que sobrepasaban su capacidad de trabajo por lo que llamó a su hermano menor, el no menos talentoso, Herman, quien lo ayudó en casi todas sus obras posteriores. Viajó constantemente por toda Europa y fue ya el pintor más famoso de todas las cortes europeas. En Inglaterra retrató en muchos cuadros a la reina Victoria, a su esposo el príncipe Alberto y a la familia real.
Abandonó Francia luego de la Revolución de 1848 que lamentó mucho pero volvió bajo el II Imperio Francés de Napoleón III. Invitado al Castillo de Compiègne, donde fue en un tren al lado de otras figuras de la época como Dumas, Delacroix y Verdi fue nuevamente nombrado pintor de la corte, en este caso imperial, y pintó a numerosos personajes de la realeza francesa como a la misma Emperatriz Eugenia. En ocasión de la Exposición Universal de 1855 pintó quizás su mejor o más famoso cuadro «La emperatriz Eugenia rodeada de sus damas de compañía», donde la emperatriz destaca al centro de la composición en un ambiente campestre. Esto fue criticado por muchos artistas de la época debido a que las damas están con traje de gala que no era dable en medio del campo. Los críticos también de la época acusaban a Winterhalter de ser un «falso alemán» que en realidad copiaba el erotismo y la suavidad de la pintura francesa. Su predilección por la superficialidad, su interés por resaltar las joyas y los trajes de las damas, le generaron alguna mala fama, aunque es bien cierto que el maestro solo complacía a sus ilustres clientes. Pero esto trajo calificativos negativos en cuanto el arte se abandonaba y no había profundidad en sus obras.

Entre sus otras obras más famosas se encuentra el retrato a gran formato de la Emperatriz austriaca Elisabeth, más conocida como Sissi, quien posó para él con un impresionante vestido adornado de estrella de diamantes que hasta ahora está ligado a la imagen de la emperatriz. De hecho, se puede decir sin exagerar que el siglo XIX nos ha sido pintado por Winterhalter y muchas imágenes que guardamos de cortes como la inglesa en realidad han sido creadas por él mismo.
Su estilo de origen el Biedermeier es realista y da importancia a la ropa y los accesorios, pero también se reconoce una influencia francesa sobre todo de Watteau, en los colores y la iluminación; hay quiehnes lo enmarcan dentro del movimiento neo – rococó. Winterhalter es un maestro del retrato, tuvo una habilidad fabulosa para plasmar en sus cuadros las reales características de las personas. Muchos decían que hacían «más bello(a)s» a los personajes de lo que realmente eran, pero la aplicación de colores vivaces, el detalle que ponía a los adornos, a los trajes, es posible ver claramente la muselina de algunos, o las transparencias en otros, da al estilo de Winterhalter una elegancia y finura inigualable.
La emperatriz Eugenia y Napoleón III unidos por siempre en los apartamentos imperiales del Louvre. (Fotos del autor)
Luego de pintar numerosas cortes, reyes, reinas y princesas, mientras estaba de vacaciones en Suiza, lo sorprendió la noticia de la Guerra Franco prusiana de 1870 (tenemos un artículo aquí), y con ello el fin prácticamente de su carrera como pintor de las cortes. A pesar que volvió a su natal Baden y tuvo algo de crédito, para muchos alemanes era un «francés» (incluso fue Caballero de la Legión de Honor). En medio de las disputas políticas y el odio alemán – francés, Winterhalter es un personaje bastante olvidado en Alemania, más en realidad se lo conoce en Francia, Inglaterra y hasta Austria. Es cierto pues, que su vida, su riqueza y gran parte de su arte fue cosmopolita y su destino ligado a Francia de manera incontestable.
Un agradecimiento especial a Aurora (Instagram: @_fragonard_and_co_ ) quien compartió algunas imágenes para el presente artículo.