La bailarina de Auschwitz

Escrita por Edith Eger, natural de Hungría, nos cuenta de forma testimonial su experiencia vivida en el campo de concentración de Auschwitz. Sumergirse en esta novela es adentrarse a esa parte terrorífica de la historia que vivió Europa en la Segunda Guerra Mundial. La autora nos cuenta cómo era su vida antes y después de Hitler, un personaje que marcó la historia universal con su ideología del terror y el racismo en su máxima expresión.

Ella proviene de una familia judía de clase de media, pero de mucha cultura, es bailarina de ballet, su hermana Klara una niña prodigio del violín y Magda del piano. Va narrando los hechos de forma progresiva, pero por momentos tiene saltos de tiempo al pasado y al futuro. Es la historia de una chica que a los 16 años le cambia la vida por completo, pasa de la escuela y del ballet a trabajos forzados en una fábrica, a una incertidumbre de no saber si vivirá al día siguiente, a enfrentarse a la realidad de que no volverá a ver jamás a sus padres. Ella danza entre cadáveres, entre seres sin fuerzas ni esperanzas, despojada de sus derechos más básicos, de su dignidad, del calor del hogar, de sus amigos, del amor de su familia y de su novio.

Me siento como Eurídice en el inframundo, esperando a que Orfeo toque un acorde con su lira que pueda ablandar el corazón de Hades y liberarme. O soy Salomé, obligada a bailar para su padrastro, Herodes, quitándose velo tras velo para mostrar su carne. ¿La danza le da poder o le priva de él?

Cuando es rescatada por soldados americanos y llega el momento de su liberación empieza su proceso de recuperación de todo lo vivido en los campos de concentración. Al principio es una recuperación física, porque ella evitaba hablar de esa parte de su vida que le causaba tanto dolor, algo que con los años fue contraproducente. Cuando empieza sus estudios de psicología se da cuenta de la importancia que tiene hablar de sus experiencias vividas durante su reclusión para alcanzar la sanación interior que tanto anhela, la cual es un proceso que llevará por el resto de su vida.

En un punto de la historia la autora conoce a Victor Frankl, el fundador de la Logoterapia, es interesante el encuentro de dos sobrevivientes de Auschwitz. Los dos pasaron por esa misma dolorosa experiencia en etapas diferentes de sus vidas, ella aún estudiante y él cuando ya era un médico y psiquiatra reconocido. Cuentan ambos como el refugiarse en su mundo interior les proporcionó un medio y una razón para sobrevivir.

Recuerda, nadie puede quitarte lo que pongas en tu mente. No podemos decidir hacer desaparecer la oscuridad, pero podemos decidir encender la luz.

La riqueza de esta novela radica tanto en el contexto histórico como en los casos clínicos que la autora revela. Cuenta cómo en la búsqueda de su sanación interior encuentra su propósito de vida. Edith Eger se convierte en psiquiatra para ayudar a personas que al igual que ella han vivido experiencias traumáticas y cómo encontrar la forma de superarlas o aprender a vivir con estas.

Leer este libro es como subir a un carrusel de emociones, la autora rememora lindos momentos de su vida familiar, la historia de su primer amor, así como también el horror de una guerra. Leerlo en este tiempo en que Rusia y Ucrania están en conflicto es reafirmar que no hemos aprendido de nuestra historia y que nuestro mundo siempre estará dividido entre el bien y el mal, pero depende de nosotros qué camino tomar y cómo reaccionar ante las situaciones que nos toca enfrentar.

Fotografía de Edith Eger en agosto de 1941, poco antes de su reclusión.

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